por Karina de Abad
Supongamos que
Díganme ustedes, ¿qué culpa tiene la familia?
¿Tiene culpa
La culpa es de quien comete la falta, no de
Jesucristo, que nos guste o no nos guste tiene un Vicario en este mundo, que es el Santo Padre, quien tampoco tiene la culpa de las faltas de los fieles o de los sacerdotes, de las monjas o de los consagrados, o de nadie. Ni tampoco tiene la culpa de tus faltas ni de las mías.
Pensemos, tú y yo, ¿No cometemos faltas? ¿No somos pecadores? ¿Cómo puede un pecador acusar a otro armando un escándalo a sabiendas que lo único que va a conseguir es hacerle publicidad al mal, a la perversión, al mismísimo pecado?
En todos lados se cuecen habas. En todas las familias también. Pero cada familia ha de encarar sus problemas con la mayor dignidad posible. Pondrá un freno y hasta un castigo al culpable. Pero a toda costa debe evitar el escándalo.
El escándalo no es otra cosa que la publicidad del mal.
Invito a una reflexión más: si el Papa, fuera un gran pecador, que no lo es,
Propongo que cada uno piense que su casa es
Ahora, muchos se las han tomado contra el Santo Padre. Qué si tiene o no la “culpa” de que dentro de
Pederastia, pedofilia, abuso sexual infantil…Estados alterados que existen en nuestra época, existieron antes y seguramente, existirán después.
¿Cómo va a tener la culpa el Santo Padre de que entre sus sacerdotes y entre sus fieles (ojo) haya quienes sean pederastas, pedófilos o abusadores? No. Claro que no. ¡No tiene la culpa!
El hombre y la mujer somos seres humanos capaces de cometer cualquier pecado. Capaces de practicar cualquier aberración. Lo que no es una justificación, pero si una llamada a la reflexión y a la cordura al momento de emitir opiniones, críticas malsanas y juicios equivocados. Obviamente lo de la perversiones sexuales, sean o no de sacerdotes, es algo espantoso y repugnante. Pero aún así hay que mantener la calma cuando de opinar se trata. Si fuéramos santos estaríamos en una estampita. ¡Pensemos por favor!
La reflexión va dirigida sobre todo a quienes siendo católicos, publican sus opiniones en los medios, sin sentarse un momento a meditar.
Si se sabe de casos de sacerdotes pederastas y abusadores sexuales, también se conoce de aquellos, la mayoría, que llevan una vida abnegada al servicio de
Si fomentamos esta atroz campaña publicitaria en contra de nuestra Iglesia Católica y de nuestro Santo Padre, nos estamos auto-lanzando piedras, porque
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