En el Nombre del
Padre, del Hijo del Espíritu Santo.
Amén
¡Espíritu Santo!
Por los méritos de
Jesucristo
y la intercesión de
Santa María,
te suplico vengas a
mi corazón
y me comuniques la
plenitud de tus dones,
para que, iluminado y
confortado por ellos,
viva según tu
voluntad y, muriendo entregado a tu amor,
merezca cantar
eternamente tus infinitas misericordias.
Por Cristo Nuestro
Señor.
Amén
Me dirijo a Jesús, presente, y voy leyendo renglón por
renglón. Dejo unos segundos entre cada línea para interiorizar las palabras:
ORACION DE ABANDONO
Padre, en tus manos
me pongo,
haz de mi lo que quieras.
Por todo lo que hagas
de mi, te doy gracias.
Estoy dispuesto a
todo,
lo acepto todo,
con tal de que Tu
voluntad se haga en mí
y en todas tus
criaturas.
No deseo nada más,
Dios mío.
Pongo mi alma entre
Tus manos, te la doy, Dios mío,
con todo el ardor de
mi corazón porque te amo,
y es para mi
necesidad de amor el darme,
el entregarme entre
tus manos sin medida,
con infinita
confianza,
porque Tu eres mi
Padre.
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO
Los discípulos de Emús.
Lc. 24, 13-35
Leo despacio y trato de meterme en la historia, como si
fuera un caminante más en la escena; pero veamos primero el contexto del relato
de san Lucas:
Es el mismo día de la resurrección. Estas dos personas van
por un camino en un viaje de unas cuatro o cinco horas. El tema de conversación
es Jesús, su muerte y los comentarios de su resurrección, pero ellos de todas
maneras están un poco apesadumbrados porque lo que esperaban era otro tipo de salvación. Conversan y discuten y por ir
en esto, no reconocen al que se les une en su caminar.
En el camino de Emaús
Dos de los discípulos se dirigían aquel mismo día a un
pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había
pasado. Mientras conversaban y
discutían, Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar a su lado. Pero,
aunque le veían, algo les impedía reconocerle.
Jesús les preguntó:
– ¿De qué venís hablando por el camino?
Se detuvieron tristes,
y uno de ellos llamado Cleofás contestó:
–Seguramente tú eres el único que, habiendo estado en
Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido estos días.
Les preguntó:
– ¿Qué ha sucedido?
Le dijeron:
–Lo de Jesús de
Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de
todo el pueblo. Los jefes de los
sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte
y lo crucificaran. Nosotros teníamos la
esperanza de que él fuese el libertador de la nación de Israel, pero ya han
pasado tres días desde entonces. Sin
embargo, algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues
fueron de madrugada al sepulcro y no
encontraron el cuerpo; y volvieron a casa contando que unos ángeles se les
habían aparecido y les habían dicho que Jesús está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron después
al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero no vieron
a Jesús.
Jesús les dijo
entonces:
– ¡Qué faltos de comprensión sois y cuánto os cuesta creer
todo lo que dijeron los profetas! ¿Acaso
no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?
Luego se puso a
explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando
por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas.
Al llegar al pueblo
adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante; pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo:
–Quédate con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo
de noche.
Entró, pues, Jesús, y se quedó con ellos. Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en
sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y
reconocieron a Jesús; pero él desapareció.
Se dijeron el uno al otro:
– ¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho
mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Sin esperar a más, se pusieron en camino y regresaron a
Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban
con ellos. Estos les dijeron:
–Verdaderamente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a
Simón.
Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el
camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
REFLEXIÓN:
·
Nosotros también vamos por el camino y hablamos
y discutimos de temas de nuestra vida diaria. ¿cuáles son los temas que más nos
preocupan, dinero, trabajo, hijos, familia, salud?
·
Estos dos discípulos van a Emaús. Nosotros, ¿a
dónde vamos? ¿Cuál es nuestro rumbo, nuestro destino? ¿Lo tenemos claro?
·
Jesús prometió que “cuando dos o mas estén
reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos” solo que a veces las
preocupaciones de la vida no nos dejan verlo con claridad. En el silencio y
recogimiento, pensemos en esos momentos que hemos sentido la presencia de
Jesús, caminando con nosotros.
·
Pensemos cómo en las Eucaristías y en las
Reuniones de Equipo Él nos habla y nos explica las Escrituras y cómo nos ha
servido su Palabra para orientar nuestra vida.
·
Ahora, que tenemos conciencia de Su presencia
entre nosotros, ¿qué le vamos a decir? “Quédate con nosotros” o “Que tengas
buen viaje”. Seguro que Él va a respetar nuestra decisión.
·
Los discípulos de Emaús optaron por pedirle que
se quedara y cuando lo reconocieron “Se levantaron inmediatamente” a llevar el
mensaje de Jesús.
·
Debo levantarme, dejar la comodidad, regresar al
camino, aceptar su llamado, contar al mundo lo que he recibido.
·
Démosle al Señor nuestra respuesta………………………
En la presencia de Dios, reconociendo su grandeza y mi
pequeñez. Digo: “Señor, quédate con nosotros porque es tarde y pronto
oscurecerá”
Invoco al Espíritu Santo y le pido que me ilumine para
descubrir mis virtudes y defectos: lo que he hecho bien, lo que he hecho mal y
lo que podía haber hecho mejor.
Me examino con sinceridad:
— ¿Me he acordado
con frecuencia que Dios es mi Padre?
— ¿Le he ofrecido
mi trabajo?
— ¿He aprovechado
el tiempo?
— ¿He rezado con
pausa y atención?
— ¿He procurado
hacer la vida agradable a los demás?
— ¿He criticado a
alguien?
— ¿He perdonado?
— ¿Qué propósito
concreto querría Dios que hiciera para mañana?
Termino mi Hora de Adoración rezando el Magníficat por todos los Equipos de Nuestra Señora.
Muchas Gracias Olgalu y Antonio por habernos hecho vivir esta nueva experiencia de orar en pareja en medio de la noche y madrugada. Fue realmente algo muy gratificante, novedoso y espectacular, digno de volverlo a vivir. Comentando con las parejas que como nosotros realizamos esta hora de Adoración, les quedó impregnada en sus corazones esta experiencia que ojalá pudiera repetirse en otra Jornada de los ENS. Lo anecdótico fue que nuestros hijos al vernos rezando y orando a esas horas de la madrugada, nos creyeron locos o tipos raros y chiflados.
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