Muy queridos
amigos :
Con gran alegría que os escribo esta carta, la primera después del
Colegio Internacional de Bordeaux, que fue para todos los que participaron en
él, un momento de gracias, de experiencia, de internacionalidad de nuestro
Movimiento, en resumen, una verdadera experiencia eclesial. De todo lo que
vivimos juntos, conservo algunas ideas que quisiera compartir con vosotros ,
puesto que creo que en ellas podemos encontrar el deseo de vivir el carisma y
la mística de los Equipos de Nuestra Señora..
Hemos
resaltado el compromiso que todos debemos asumir por promover, justamente en
estos tiempos de transición y de crisis, la dignidad y la santidad del
matrimonio cristiano. Aquí encontramos la novedad de nuestro Movimiento en la
Iglesia : esta es nuestra vocación y misión. Como parejas unidas en el Señor,
vosotros lleváis en vuestra relación conyugal los signos de vuestra pertenencia
al Señor, los signos eficaces del amor del Señor por su Iglesia. Por el
sacramento, el marido se convierte en la imagen de Cristo y la esposa, la
imagen de la Iglesia. Como parejas cristianas vosotros tenéis la misión de ser
testimonios eficaces de la fidelidad y el amor de Cristo por la Iglesia -
vosotros sois los signos eficaces de que la fidelidad es la victoria del amor sobre
el tiempo.
Es por esto
que debemos ser muy prudentes para que, en la crisis actual bien sea del
sacerdocio o del matrimonio, eso no nos lleve a buscar soluciones que al final
son peligrosas para todos. En los momentos históricos de crisis y de transición
debemos permanecer firmes en la fidelidad al Señor y a la Iglesia. La apertura
a los signos de los tiempos - que pueden ser negativos y contradictorios con el
Evangelio - exige de nosotros una dosis súper abundante de prudencia y de
atención. En ese caso, San Agustín nos puede ayudar con su consejo, cuando
recomendaba que en aquello que es necesario, debemos estar unidos, en lo que es
dudoso, podemos permanecer libres - pero en todo, debemos proceder con caridad.
Y cómo es de necesaria la caridad para que miremos a nuestro prójimo con los
ojos de Dios; de esta atención y esta caridad todos estamos muy necesitados.
Para ello,
necesitamos la luz de la fe, que abre nuestros ojos a la esperanza y al amor.
Os propongo acompañar a lectura de esta carta con la introducción y el primer
capítulo de la encíclica del Papa Francisco Lumen fidei. No olvidéis los puntos
concretos de esfuerzo esenciales para vivir el carisma y la mística de los
Equipos : el deber de sentarse y la oración conyugal . Cultivad la vida espiritual,
como pareja y personalmente, con confesión sacramental frecuente y la
eucaristía. Sin la oración y sin la vida sacramental, es imposible vivir el
ideal de santidad a la cual somos invitados por el Señor que dijo: Porque fuera
de mí, nada podés hacer (Jn 15,5).
Os envío un
cordial saludo en el Señor evocando para todos vosotros la abundancia de sus
bendiciones. Que la Santísima Virgen María nuestra Madre, sea vuestro refugio y
el camino que os conduzca a Dios..
P. José
Jacinto Ferreira de Farias, scj
Conseiller
Spirituel de l'ERI
Hermosa reseña del P. Jacinto Ferreira, sobre el desafío a mantener la fidelidad en los matrimonios en estos tiempos de cambios! Siempre es de gran ayuda tener la opinión y apoyo de nuestros sacerdotes consiliarios! Maria Auxiiadora de Jaramillo
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