Aunque la fiebre del mundial ha terminado deseaba recoger los tres
consejos que el Papa Francisco ha dado a los equipos de fútbol y que se pueden
aplicar a nuestros equipos de Nuestra Señora “en este sentido, quisiera destacar tres lecciones de la práctica
deportiva, tres actitudes fundamentales para la causa de la paz: la necesidad
de «entrenarse», el «fair play» y el respeto entre adversarios.”
1) El deporte nos enseña que, para ganar, es necesario
entrenarse. En la vida es necesario luchar, «entrenarse», esforzarse para
obtener resultados importantes. En los Equipos de Nuestra Señora tenemos
nuestros seis puntos concretos de esfuerzo, pero ¿realmente podemos decir
que estamos “entrenándonos” en la práctica de éstos? Comprendamos que no se
trata de cosas que se deben hacer, sino de actitudes interiores que se deben
despertar y asimilar, las cuales van a conducir a una nueva manera de vivir.
2) Aprendamos lo que el «fair play» del fútbol puede
enseñarnos. En el juego de equipo es necesario pensar en primer lugar en el
bien del grupo, y no en sí mismos. En los Equipos de Nuestra Señora para vivir
nuestra espiritualidad conyugal, es necesario superar el individualismo,
el egoísmo, todas las formas de discriminación, intolerancia e
instrumentalización de la pareja y de los otros miembros del equipo.
3) La última lección del deporte es el respeto debido
entre adversarios. El secreto de la victoria, en el campo de juego, pero
también en la vida, está en saber respetar a mi compañero de equipo, pero
también a mi adversario. Nadie gana solo, ni en el campo de juego ni en la
vida. Partiendo de que en nuestros equipos no somos ni debemos sentirnos
adversarios pero si diversos, procuremos que nadie se aísle y se sienta
excluido.
Un equipo es más que una comunidad humana, se reúne en nombre de Cristo
para vivir el amor fraterno: «Amaos como os he amado» (Juan 13, 34). Un amor
que brota del corazón de Dios y que transforma el amor humano y la amistad
humana desde dentro, pero encaminándolos hacia una plenitud nueva: la santidad.
Es una marcha hacia un amor a la vez más intenso y de otra calidad: amarse más
y amarse en Cristo.
En conclusión, no todo vale en el amor, la guerra y el fútbol; sigamos
más bien las recomendaciones del Papa Francisco para disfrutar el fútbol, vivir
el amor conyugal y en alcanzar la paz en nuestros hogares y en nuestros
equipos.
Bendiciones,
P. Juan
Carlos Galvis
Consiliario 31, 26, y Sector C
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