“El Señor ha pasado verdaderamente por nuestra casa”, afirmó el P. Sebastiano al recordar la vida de sus padres, Domenica y Sergio Bernardini, un matrimonio católico con diez hijos –ocho de los cuales siguieron la vida consagrada–, y cuyas virtudes heroicas fueron reconocidas el pasado 6 de mayo por la Santa Sede.
Esta
pareja humilde del municipio de Pavullo, en la provincia norteña de Módena
(Italia), se unió en matrimonio el 20 de mayo de 1914. Sergio tuvo un primer
matrimonio del que nacieron tres hijos; pero una peste en 1912 causó la muerte
de su esposa, los hijos, su padre y su madre. Al quedarse solo, viajó a Estados
Unidos para trabajar en una mina, pero regresó un año después afirmando que lo
hizo porque temía perder la fe en ese ambiente.
Ya de
regreso en Italia, la vida cristiana de Sergio hace que el párroco le diga que
piense en la vida sacerdotal, pero él no se siente el llamado a esta vocación
sino que sueña con tener una familia,
posiblemente numerosa. Por su parte, Domenica Bedonni deseaba ser religiosa,
pero a los 23 años optó por la vocación a la vida matrimonial y rezaba para
tener al menos una hija monja y, por qué no, un hijo sacerdote.
Se
conocieron y poco después se casaron. El P. Sebastiano afirmó a Famiglia
Cristiana que una de las cosas que más recuerda de sus padres es la vida de
sacrificio, su gran fe y el amor que estos Siervos de Dios se prodigaban y que
se reflejaba en sus miradas.
“Mi mamá
era muy afectuosa, a mi papá lo recuerdo más estricto, siempre nos trató de
‘usted’, pero sin dejar de ser un hombre muy dulce”, afirmó.
Domenica y
Sergio estuvieron casados 52 años y tuvieron
diez hijos: ocho mujeres y dos hombres. Seis hijas eligieron la
vida religiosa: cinco como hermanas paulinas y una en la Orden del Buen Pastor.
Los dos hijos varones se hicieron sacerdotes, uno de ellos es el Obispo Emérito
de Smirne (Italia), Mons. Giuseppe Germano Bernardini.
“Es una
gracia grande el hecho que todos permanecimos fieles a nuestras vocaciones”,
afirmó el fraile capuchino.
El P.
Sebastiano recordó la anécdota con la cual a los cinco años decidió que quería
ser sacerdote. “Había visto a un sacerdote pasar delante de mi casa en una moto
Guzzi, nueva, flamante: desde aquel momento fui firme. Quizá pensaba que para
manejar una moto de ese modelo necesitaba convertirme en sacerdote”, añade. Sin
embargo, “luego entré al seminario en Scandiano y las cosas cambiaron: elegí la
pobreza”.
En ese
sentido, destacó el desprendimiento de su padre, pues su familia, aunque pobre,
era muy unida.
“Cuando
nací, mi padre lanzó un suspiro de alivio. Era el primer hombre después de ocho
mujeres” y le habría dado una mano en el trabajo del campo. “Sin embargo,
cuando decidí de entrar en el seminario, dijo: ‘Que sea la voluntad del Señor’. Fue este el secreto de su
matrimonio”, afirmó.
Sin
embargo, el apoyo a las vocaciones religiosas no solo se centró en sus hijos. A
pesar de las carencias, ambos esposos deciden en 1963 “adoptar” a un
seminarista nigeriano, pagando sus estudios en Roma con su modesta pensión. Se
trata de Mons. Félix Alaba Adeosin Job, actual Arzobispo Emérito de Ibadán
(Nigeria).
Luego de
52 años de casados, Sergio Bernardini fallece el 12 de octubre de 1966. El 27
de febrero de 1971 lo sigue su esposa. A ambos funerales asistieron una gran
cantidad de fieles y sacerdotes que proclamaban la santidad de ambos.
El proceso
diocesano de este matrimonio concluyó en 2008, mientras la causa de
beatificación prosigue en la Congregación para la Causa de los Santos.
Las otras
dos hermanas se casaron, pero fallecieron sin tener hijos. La vivienda de los
Bernardini fue donada a la “Casa de Francisco y Clara” y todo permanece como
antes, con la pequeña capilla donde habían obtenido poder custodiar el
Santísimo, las fotos en las paredes y las dedicatorias que los padres habían
querido colocar sobre las puertas de cada sala. También permanecen la Sagrada
Familia en el dormitorio de
Sergio y Domenica, la Inmaculada, Santa Teresita y San Francisco en el cuarto
del P. Sebastiano.
Matrimonios
beatos y santos
De llegar
Sergio y Domenica Bernardini a los altares, se sumarán a la lista de
matrimonios reconocidos
como santos por la Iglesia, entre quienes destacan San
Vicente y Santa Valdetrudis, matrimonio católico del siglo VII y padres de San
Landerico, San Dentellino, Santa Aldetrudis y Santa Madelberta.
También
están los esposos Luigi y María Corsini Beltrame Quattrocchi, quienes se casaron en
1905 y fueron beatificados por San Juan
Pablo II en el 2001.
Además,
está la pronta canonización de los padres de Santa
Teresita de Lisieux, Louis y
Zelie Martin, cuya ceremonia sería en octubre de este año, mes en el que se
realizará el Sínodo de la Familia en el Vaticano.
Por su
parte, el 30 de
agosto de 2009, al presidir el rezo del Ángelus dominical, el entonces Papa Benedicto XVI alentó a los esposos a trabajar por su
santidad en los matrimonio, afirmando que es en estos hogares donde se prepara
“el terreno fértil en donde florecen y maduren las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada”, como
demuestra el testimonio de los Siervos de Dios, Domenica y Sergio Bernardini.
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