“No sois vosotros lo que me habéis elegido, soy yo
quien os he elegido” (Juan 15,16)
Desde el 8 de diciembre de 2015,
solemnidad de la Inmaculada Concepción, al 20 de noviembre de 2016, domingo de
Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, estamos llamados como matrimonios, a
vivir la Misión de evangelizar con alegría, redescubriendo y haciendo fecunda
la Misericordia de Dios en cada instante de nuestras vidas. Para ello, nuestro Movimiento
nos sugiere algunas líneas de acción.
Primeramente, se nos pide que renovemos
cada día el encuentro personal y en pareja con Jesucristo, es decir, que nos acerquemos
a los puntos concretos de esfuerzo de la lectura diaria del Evangelio, de nuestra
oración personal y conyugal.
También se nos requiere actuar en
concordancia a nuestras meditaciones y oraciones, anunciando con alegría el
Evangelio del perdón y de la misericordia a todas las parejas que estén a
nuestro alrededor, sin excepción. Que seamos testimonios vivos y alegres del
Amor de Cristo que llevamos en nuestros corazones.
De igual manera, se nos interpela para
que nos comprometamos como discípulos misioneros y evangelicemos el entorno en
el que vivimos y existimos.
Finalmente se nos exhorta a fomentar
nuestra formación como parejas cristianas y católicas en todas nuestras
dimensiones a fin de caminar hacia la Santidad conyugal.
Les invitamos a vivir el sacramento del
matrimonio con felicidad, convencidos de que la fe se debe testimoniar y que
nuestro testimonio moverá los corazones de muchos hermanos nuestros. Vivamos
este año el reto y la exigencia de la espiritualidad conyugal sin temor y como
una posibilidad al alcance de nuestras vidas cotidianas. Que Cristo nazca en
nuestros corazones pero sin encerrarnos, abriéndonos a las periferias, saliendo
de nosotros mismos al servicio de nuestra querida Iglesia. Sabiendo que no
estamos solos y que formamos con los demás movimientos y carismas, la riqueza
de la Iglesia para la construcción del Reino de Dios.
Somos miembros de una Iglesia que nos
pide dar testimonio como parejas al mundo. Esa es nuestra misión como
matrimonios que caminamos de la mano de Jesús. Salgamos gozosos este año de la
misericordia al encuentro del otro que nos necesita para servirle y acogerle,
sabiendo que el mejor servicio es llevar a todos los matrimonios el gozo de la
Buena Nueva y conocedores de que vivimos lo que anunciamos.
Los animamos a que los diálogos
conyugales que tengamos durante este tiempo sean el momento de encuentro
profundo y existencial con Aquel que nos alegra el alma y nos santifica con su
gracia, porque eterna es su Misericordia.
¡Qué Dios y Nuestra Señora nos regalen
un fecundo año de la Misericordia!
Un abrazo en el Señor,
María
Auxiliadora y Jaime Jaramillo
Hogar Responsable
de la Región Ecuador
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